Filosofía del paisaje

Los paisajes, la naturaleza y la alegría de vivir son el terreno donde crecen las emociones. Estas emergen de un flujo continuo de observaciones y crean una realidad en el lienzo con colores brillantes llenos de luz y energía.

Sumergiéndose en el lenguaje artístico de la expresión, se anima al espectador a abrir bien los ojos y dejarse absorber por la contemplación activa, a mirar el cielo transparente, deslizarse sobre el mar como un pájaro, o navegar cruzando las olas, saludar al Sol y verlo ponerse en un nuevo día, en nuevas impresiones.

Todos estos son puntos de partida para soñar, viajes deseados, fines de semana agradables y momentos positivos en los que, a veces, la velocidad alcanza su límite y nos detenemos para contemplar el instante mágico en el que el tiempo desaparece. Aquí no hay sentidos ocultos ni intentos de complicar lo simple. Se trata únicamente de respirar a pleno pulmón y crear.